“Para el que no sabe adónde va, todos los caminos son buenos”

“Para el que no sabe adónde va, todos los caminos son buenos”

Ing. Daniel Javier

Pero para las empresas no saber adónde se va, puede significar quedarse por el camino.

Las compañías se desarrollan en una ambiente compartido por otras organizaciones que también siguen su camino y persiguen sus metas. Un entorno muy competitivo, en el que solo permanecerán y lograrán éxito aquellas que hayan definido bien su ESTRATEGIA y hayan identificado todos los elementos fundamentales para lograr sus objetivos.

Lo que las principales escuelas de negocios del mundo recomiendan es que la empresa debe comenzar por preguntarse  ¿hacia dónde queremos ir? En definitiva, de lo que se trata es de identificar y definir la MISIÓN de la empresa.

Para diseñar una estrategia exitosa se debe tener muy clara la meta que queremos alcanzar, ya que solamente así seremos capaces de diseñar una buena estrategia que nos lleve a ella.

En líneas generales, cuando hablamos sobre la MISIÓN nos referimos a la razón de ser de la empresa, es decir, al motivo que le lleva a la realización de su actividad cotidiana.

Conjuntamente con el concepto de la MISIÓN, debemos mencionar el concepto de VISIÓN, que se refiere a la imagen a largo plazo que la empresa tiene de sí misma.

Así podemos establecer que la MISIÓN se refiere a lo que la empresa debe llevar a cabo con el fin de alcanzar la VISIÓN. La misma representa la proyección en el presente de las expectativas de la empresa. Hace referencia a la posición que querría alcanzar la empresa en el futuro. Consiste en definir hoy el proyecto empresarial que se irá concretando en el tiempo.

En lo que se refiere al origen del concepto de estrategia, siempre se hace referencia a la competición, una acción ante los adversarios con el fin de conseguir unos objetivos previamente establecidos.  Por lo que la estrategia define el comportamiento de nuestra empresa en un entorno competitivo y cambiante.

La estrategia empresarial debe ir acorde con los objetivos y necesidades de los diferentes grupos relacionados con las actividades de la empresa. Es decir, uno de los elementos fundamentales a la hora de desarrollar una estrategia es el previo análisis interno y del entorno, del mercado y los competidores.

Los beneficios se alcanzan y se comparten con todos los actores interesados, directa o indirectamente en una empresa. Estos actores se conocen en inglés como  stakeholders, afectan y son afectados por las acciones, decisiones, políticas o prácticas empresariales. Actualmente el Análisis de Stakeholders o de Grupos de Interés se considera clave para la planeación estratégica.

Podemos citar entre ellos:

  • Proveedores: la empresa crea alianzas estratégicas con la finalidad de crear valor agregado con sus aliados y proveedores. Una cadena de suministro sana genera confianza y seguridad.
  • Sociedad y público en general: tiene una responsabilidad con el medio ambiente y con la sociedad donde trabaja asegurando licencia social, reciprocidad y empatía.
  • Gobierno: influye en el entorno donde se desarrolla la actividad empresarial por medio de la regulación.
  • Acreedores: creación de valor para los inversores y las entidades financieras.
  • Clientes: la empresa tendrá que mantener una relación estable con sus clientes y hacerles partícipes en el desarrollo de la responsabilidad social empresarial.
  • Propietarios: obtener beneficios en coherencia con los valores empresariales, en forma sostenible.
  • Empleados: la empresa tiene un compromiso con sus empleados, buscando la calidad de vida, desarrollo personal y cumpliendo con sus derechos laborales.

Los Valores empresariales por su parte simbolizan las creencias básicas que representan y condicionan el comportamiento individual y grupal en cualquier empresa. Establecen criterios a seguir en la empresa y, consecuentemente, devienen la base de los objetivos estratégicos del negocio. Cada acción que se lleva a cabo en una empresa debe ir alineada con los valores de la compañía.

La diferencia entre el éxito y el fracaso de las organizaciones es que las exitosas consideran sus valores todo el tiempo en todo lo que hacen, por lo que es importante observar que los valores empresariales de la empresa permanecen estables en el tiempo.

La estrategia debe basarse en la filosofía de la empresa plasmada en la misión y la visión y respetar sus valores.

Una empresa que tiene claros estos conceptos desarrollará al interior una cultura organizacional y en lo externo será percibida por sus grupos de interés de una manera tal que tendrán confianza en la capacidad de esa empresa de seguir logrando beneficios en el futuro. Esto le permitirá beneficiarse de un creciente valor intangible basado en una imagen prestigiosa.

Una empresa que consigue consolidar su personalidad corporativa tiene una historia para contar.

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